Al salir de la recepción cruzamos una pasarela elevada de madera. Había varias y comunicaban unas cabañas con otras. Hasta ahí bello pero sin peculiaridad. La sorpresa llega cuando te fijas bien por dónde caminas. Es un bosque. Todo son árboles. Y cada estancia está en una de sus copas. O escondida entre varias. No son fáciles de ver si no te fijas. Ese es parte de su encanto. Es como la ciudad de los Ewoks. Elevada del suelo y de cuento de hadas.
En países como Camboya donde los hoteles, hostales, cabañas y demás refugios se cogen al llegar a cada población, parte del encanto del viaje es ver qué te vas a encontrar.
A estas alturas había visto ya casi de todo. Y para esos últimos días tocaba lujo y relax. Lujo asiático a precios asiáticos. Porque aquel hotel de 5 estrellas en que el que nos íbamos a alojar costaba 20 euros la noche. Nada más entrar vimos que era perfecto. Así que no le dimos más vueltas y pedimos habitaciones. O cabañas, que era lo que ofrecían.
Cabañas de lujo, con enormes camas, salón, terraza, ducha abierta al cielo y todo en la copa de los árboles a unos 20 metros de altura. Nunca había visto nada igual. El hotel no transcurría por el suelo, lo hacía por las ramas. Todas las cabañas estaban unidas entre sí y con las zonas comunes por pasarelas de madera que iban de árbol en árbol. Exactamente igual que en la boscosa luna de Endor donde habitaban los Ewoks. Era algo casi irreal.
Además no estaban solamente muy bien construidas si no que también estaban muy bien camufladas. Desde cada cabaña era casi imposible ver las demás. Quizá una parte de la más cercana. Pero nada más. Al sentarte en el porche cubierto de la terraza las vistas eran boscosas. Las copas de los árboles, el cielo y el mar de fondo. Para poder disfrutar bien del diluvio del monzón al caer la tarde.
Pedimos que cada día nos dejaran estar en una cabaña diferente. Porque no había dos iguales. Y así pasamos 3 días en un lugar que parecía sacado de la ciencia ficción. Que parecía más un decorado o un parque temático. Pero que era un hotel perdido en la selva. Frente al mar. En el límite entre Camboya y Vietnam. En la “ciudad” de Kep. En un recóndito lugar de la tierra de esos que siempre te deparan una sorpresa que ya nunca podrás olvidar.
- hormiguero gigante entre las ramas de la habitación