Y quien dice banqueros, dice presidentes del Tribunal Supremo, políticos de ayuntamiento diez mil euristas y demás mantenidos por el heraldo público que tanto abundan en este país. En resumidas cuentas, 5 playas donde puedes disfrutar del verano, del Sol y de la playa pero descubriendo lugares al alcance de un puñado de personas.
Costa Esmeralda, Cerdeña, Italia (foto de arriba).
Es la costa en la que Silvio Berlusconi se “compró” su casa de veraneo. Con eso queda todo dicho. Grandes hoteles, grandes villas, barcos gigantes, gente guapa, Ferraris, joyas… Y un mar azul turquesa con playas de arena blanca que impresiona. Además si ya tienes un Ferrari te lo puedes montar en un barco en Barcelona y, durmiendo en buen camarote, por la mañana siguiente comparar sus caballos con los de los ricos de la zona. Es posiblemente una de las joyas del lujo Mediterráneo.
Morrocoy, Venezuela.
Descansar en el Caribe venezolano, en una “Posada” con jacuzzi flotante y embarcadero para llevarte a los cayos no resulta tan caro como a priori pueda parecer. Pero necesitas dinero. El vuelo, los transportes… Pero por 80 euros al día vives como una Majarajá en uno de los lugares más bellos del planeta. Te dan de comer como a un señor, te llevan en barco a la cala que quieras, te dejan allí con una nevera llena de pescadito y cervezas y te vuelven a recoger cuando les digas. De regreso jacuzzi, aperitivo, un cocktail, la cena y a dormir en cama de 2×2 a tres metros del mar Caribe. Simplemente maravilloso.
Rabbit Island, Camboya.
Lo caro de este viaje es llegar, una vez allí los hoteles de lujo no sobrepasan los 20 euros la noche. Aunque en la isla solo hay unas cabañas. Porque ahí está el lujo. En las pocas personas que se acercan hasta el paraje. Es una isla salvaje, sin la acción de la mano del hombre y con la naturaleza actuando en su máxima expresión. Frente a ella, en la costa continental, se pueden encontrar hoteles espectaculares, de los considerados “lujo asiático”, e ir a la playa en plan excursión de un día, de dos, o de los que te dé la gana.
Punta Hermosa, Perú.
Otro de esos lugares en los que lo caro es llegar, pero una vez allí todo resulta bastante más económico. Largas playas frente al Océano Pacífico, en hoteles elevados sobre el mar con grandes vistas y piscinas que lo observan. Con una gastronomía de lujo y un pescado fresco, y sin anisakis, que contentará hasta a los paladares más exigentes. Un lugar desde donde se ve al Sol ir a dormir el sueño de los justos desde una atalaya al océano y con los mejores Pisco Souer que he probado jamás.
Stromboli, Islas Eólias, Italia.
Seguramente una de las mejores islas del Mediterráneo. No tiene carreteras pero a cambio tiene un volcán en erupción que expulsa lava cada 20 minutos y un mirador donde se puede cenar para observarlo desde cerca. Es la isla de la calma y la tranquilidad. Todo se hace a píe o como mucho montado en un carrito de golf que son los únicos que a motor con 4 ruedas que hay en la isla. Es una vida tranquila y hermosa. Pero te aviso una cosa, si vas, corres el peligro de querer quedarte…
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